jueves, 24 de noviembre de 2011

El pensamiento del mes

"No es libre el que hace lo que quiere, sino el que hace lo que debe".
(Presencia Católica)

domingo, 20 de noviembre de 2011

Sobre censuras y autocensuras



Vanessa Saba
(Imagen tomada del blog "Los ojos del espectador")

Hoy domingo, en un diario de la capital, la actriz Vannessa Saba, uno de los personajes de "La Perricholi", miniserie recientemente censurada y, como consecuencia, recortada, lamentó el hecho y criticó la censura de dicha producción. Dijo: "La censura, si ha habido eso, me parece muy peligrosa, tanto en el arte como en la prensa, por más que algunas cosas no nos puedan gustar. ¿Quién tiene la objetividad absoluta para decir esto está mal?".

Y le respondo: Cuando está de por medio la integridad moral de los niños, no se puede hablar de me gusta o no me gusta; simplemente se ve si es moral o no lo es. Apasionamientos homosexuales, orgías dentro de un convento, fornicaciones y adulterios, en horarios de protección al menor, es objetivamente malo; y con esto respondo a su pregunta. En efecto, tenemos conciencia moral; sabemos darnos cuenta de qué es bueno y qué es malo; y... de manera absoluta, porque la verdad lo es. O piense usted si esas escenas que he mencionado educan a los niños.


Rodolfo Hoppe
(Imagen tomada de "tuteve.tv")

Por otro lado, el mismo medio periodístico dice que el productor argentino Rodolfo Hoppe, refiriéndose al mismo tema de la censura a "La Perricholi", dijo que la censura en televisión es necesaria, pero que ésta no debe partir del Gobierno o entes reguladores sino de los propios productores. "Si yo hago cosas procaces y hay niños mirando, eso debe ser censurado. La autocensura es lo que debe operar un productor, donde debe de saber hasta dónde debe llegar con la imagen. Esta conjunción de sonido e imagen puede ser muy agresiva".

Si queremos ser justos, el Sr. Hoppe no ha dicho que la censura no debe partir del gobierno; lo que ha hecho es opinar sobre el tema poniendo el acento en la autocensura que, a su parecer, debe operar el productor.

Es en torno a la censura y autocensura que deseo llamar a reflexión. Es cierto que hay este nivel de autocensura que toda persona debe ejercer como ser moral. La conciencia moral es capaz de hacernos ver qué es lo bueno y qué lo malo; y, por ende, qué es lo que conviene o no conviene. Sin embargo, ¿qué pasa cuando esa conciencia no está bien formada?, ¿cuando no distingue lo bueno de lo malo y todo le parece lícito, moralmente hablando? Es más, ¿qué pasa cuando esa persona no es capaz o no quiere autocensurarse? Allí interviene la autoridad. En efecto, son las personas más entendidas en el gobierno de los hombres quienes dictan leyes para defender los derechos humanos, y son ellos los que deben hacerlas cumplir. De un ciudadano se puede entender que pueda carecer de recto juicio moral, por las diferencias de grado de educación moral o voluntad para respetar los principios morales; pero de un gobernante no, porque está allí por sus aptitudes para buscar el bien moral de todos los habitantes del país.

Por ello, la censura debe venir del gobierno: si no existe autoridad que regule o que sancione, el pueblo podría sumirse en el caos moral y social.